“Soy una mierda” o eso quiero creer



¿Cuantas veces no hemos pensado que somos lo peor del mundo? O cuantas veces hemos pensado que somos lo mejor?... los humanos somos así, nos gusta ir de un extremo a otro, sin ser realmente honestos y ver las cosas buenas y malas que tenemos.

Probablemente sí, para una cantidad de personas, seamos unas mierdas. Seamos tal vez la peor persona que se ha cruzado en su vida. Pero, probablemente para otra cantidad de personas, seamos lo mejor, la mejor persona que se pudo haber cruzado en vida.

Unos pensaran que hacemos las cosas mal, otros que las hacemos bien. Unos se inspiraran con nuestras acciones y otros renegaran de lo que hacemos y tomaran a mal todo, hasta nuestra más mínima acción, la tomaran personal.

¿Me afecta esto?, sí, aunque digamos “me vale madre, así soy y ya”, si nos afecta, al grado de depender nuestro propio concepto de nosotros mismos, de lo que los demás puedan pensar o decir. La verdad es que las cosas no son tan complicadas como parecen.

Es bueno conocer y saber nuestras virtudes y defectos. Es sano reconocer nuestros errores cuando fallamos antes otras personas, pero el punto de todo esto es hacerlo para estar en paz con nosotros mismos, no con los demás.

¿Cuántas veces no busque el perdón o una disculpa del otro por haberlo ofendido? Creo que todos caemos en eso alguna vez en la vida. A veces la otra persona aceptará esta disculpa y todo se olvidará, como si nada hubiera pasado. Otras veces, la persona ofendida, preferirá su ego y nunca perdonara y se llenará de rencor hacía a ti. Y otras tantas veces, habrá perdón, pero las cosas no volverán a ser iguales: tal vez mejoren o tal vez solo se queden así, sin más.

Pero, eso habla de la otra persona. Cuando seas el ofendido y estés también en la situación de perdonar o no, solo recuerda que lo haces por ti, no por la otra persona, ¿quién quiere vivir realmente cargando resentimientos?, por ahí me dijeron que hay que vivir un día a la vez, el pasado ya pasó, ¿para qué nos revolcamos en las heridas que deben sanar?

Eso sí, esto toma su tiempo. No te apresures en perdonar, pero tampoco te quedes estático en el dolor o la ofensa, porque al final, si recapacitamos realmente, lo que te haya hecho el otro siempre hablará más de él que de ti.

Ahora, ¿Qué pienso yo de mi? ¿realmente soy una mierda?, no … no lo soy, ni tú tampoco.
Las cosas que hacemos y decimos, muchas veces son como tenían que ser, así nomás. Tal vez al recordar algun suceso o hecho que nos haya marcado, en el que hayas dicho “chin… la cagué” digas “hubiera hecho esto, hubiera dicho esto, hubiera pensado mejor las cosas… etc…” , pero ¿sabes qué? Deja de pensar así, hiciste lo que hiciste porque en ese momento no pudiste actuar de mejor manera, actuaste según tú manera de ver las cosas en ese momento, fue tu reacción “automática” ante tal o cual situación, no te culpes, deja eso ya.

Aquí, lo estúpido sería seguir igual después de esos “la cagué”. Aprende, de eso se trata, dicen que “echando a perder se aprende”.

¿Piensas que pudiste haber actuado de otra manera?, muy bien, adelante… que no se te olvide, ahora ya sabes que puedes actuar de otro modo. A la próxima ya sabes las consecuencias de cuando se actúa de cierto modo, no lo vuelvas a hacer, APRENDE DE LO SUCEDIDO Y SIGUE CON TU VIDA.

Perdónate, y si se puede busca reparar el daño. Si no se puede, no importa. La vida sigue, no reprimas el dolor, siéntelo y después déjalo ir. ¿No quieres que se repita?, no hagas lo mismo, cambia.
Se que no es fácil, porque lo realmente fácil es creernos que solo la cagamos, y no sabemos hacer las cosas y quedarnos ahí instalados. Mejor, ten los “huevos” y enfrenta lo que no te gusta de ti y cámbialo, porque no, no eres una mierda.

No exijas a los demás lo que tu no puedes dar, porque entonces ahí sí, no habrás aprendido nada. Si te cuesta perdonarte, no esperes que el otro te perdone. Si te cuesta olvidar y seguir adelante, no esperes que el otro lo haga.

Así de simple, no esperes amor de los demás si tú mismo no estás dispuesto a darlo. No esperes que no te juzguen si tú te pasas juzgando la vida y decisiones de los demás. Porque si piensas que los demás son unas mierdas, al final pensaras lo mismo de ti, y no, nadie es una mierda.

¿Realmente te importa lo que los demás piensen de ti más que lo que tú piensas de ti?
Que no te influya lo que pueden llegar a decir o pensar de ti, cuando nos importa más estar en paz con nosotros mismos, lo demás se da por añadidura. Lo importante, es que nuestra felicidad dependa de nosotros mismos, de sabernos capaces de muchas cosas buenas y también capaces de llegar a hacer cosas malas. Pero todo depende de ti, controla los pensamientos sobre ti mismo, porque tus acciones serán el reflejo de esto.

Y sobre todo, agradece a Dios de tus metidas de pata, porque es de lo que más se aprende. También agradece cuando las cosas no son como tú quieres, porque es cuando más aprendemos que la voluntad de Dios, no es precisamente la mía.

Y si la mía es pensar que todo será bueno porque soy buena, estoy muy equivocada.



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