Entradas

Una conclusión...

Estos días estuve pensando varías cosas y llegue a una conclusión, o tal vez no sea conclusión pero aquí trataré de explicarla. Llega un momento de la vida, o del proceso por el que estás pasando en el que no queda más que aceptar las cosas. Cuando llegas a ese punto, las cosas van tomando su lugar, poco a poco… todo es poco a poco, no nos aceleremos. Yo pensaba que cuando me sentía ofendida o herida por alguien, tenía que aprender a perdonar y a dejar atrás las cosas rápido, porque si no lo hacía, estaba siendo mala, resentida y estaba rechazando a la otra persona… y, aunque algunas cosas si son ciertas, lo que realmente debo hacer es tomarme mi tiempo. No, no está mal tomarte un tiempo. Un tiempo para pensar que fue lo que me hirió, un tiempo para perdonar y sanar la herida, un tiempo para perdonarme por sentirme herida y un tiempo para aceptar que todos en algún momento de nuestra vida vamos a herir a alguien y de igual manera nos lo harán. Pero también he aprendid

“Soy una mierda” o eso quiero creer

Imagen
¿Cuantas veces no hemos pensado que somos lo peor del mundo? O cuantas veces hemos pensado que somos lo mejor?... los humanos somos así, nos gusta ir de un extremo a otro, sin ser realmente honestos y ver las cosas buenas y malas que tenemos. Probablemente sí, para una cantidad de personas, seamos unas mierdas. Seamos tal vez la peor persona que se ha cruzado en su vida. Pero, probablemente para otra cantidad de personas, seamos lo mejor, la mejor persona que se pudo haber cruzado en vida. Unos pensaran que hacemos las cosas mal, otros que las hacemos bien. Unos se inspiraran con nuestras acciones y otros renegaran de lo que hacemos y tomaran a mal todo, hasta nuestra más mínima acción, la tomaran personal. ¿Me afecta esto?, sí, aunque digamos “me vale madre, así soy y ya”, si nos afecta, al grado de depender nuestro propio concepto de nosotros mismos, de lo que los demás puedan pensar o decir. La verdad es que las cosas no son tan complicadas como parecen. Es bueno

Te dijeron que tu depresión era incurable.

Te han convencido de que no es tu culpa y no eres capaz de dominarla. De que si estás deprimido es porque lo heredaste de tus padres, o porque no produces los químicos en tu cerebro que te hacen ser feliz. Te convencieron también de que debes tomar pastillas o algún tipo de medicamento para mantenerte “feliz” o al menos sedado. Te han hecho creer que el dolor que sientes es por eso, no por eventos que te marcaron en tu infancia o en la actualidad. No te has animado a adentrarte al dolor y has preferido bloquearlo. El psicólogo quiere ayudarte a que le encuentres sentido a la vida, pero no te atreves a contar lo que realmente te duele, lo que de verdad te afecta. Lo que no quieres que alguien se entere, y solo le dices lo que te conviene. Eres víctima de la vida y de ti mismo, eres tu peor enemigo. Quieres alivio pero no una cura. Sabes que la cura es dolorosa, y solo anestesias tu ser. “La depresión me tiene así y no puedo hacer nada, estoy condenado a vivir así para siemp

Si me ofendes, te ofendo.

Hoy me levante con un pensamiento en la cabeza: ¿por qué me siento ofendida cuando alguien hace algo, sea o no sea si intención de ofenderme? ¿Por qué eso que tal persona hizo/dijo puede causarme un herida emocional, si al final de cuentas no conozco realmente la intención de la otra persona la hacer/decir tal cosa? A lo largo de mi vida, muchas personas han entrado y salido de la misma. Algunas sin "pena ni gloria", otras me dejaron un vacío temporal y otras más me causaron resentimiento y "dolor"... pero ¿por qué? Por lo mismo, pensé mucho y bastante, (me gusta divagar en mis pensamientos, puedo pasar horas y horas viendo a la nada pensando un sinfin de cosas) y llegue a la conclusión que si algo nos ofende es básicamente "por pendejos"... y ahora explicaré el porque. Todos tenemos algo que se llama ego... y este es el que más nos causa problemas. Cuando te relacionas con las personas (cualquier tipo de relación) buscas y esperas has